martes, 4 de mayo de 2010

de singel a compartir tus manias


Convivir no es fácil y menos cuando estamos acostumbrados a vivir solos. Por mucho que moleste aquello de que los “solteritos” tienen muchas manías aunque no se las vean ellos mismos, es una cosa muy cierta.

Pero todo cambia cuando hay que compartir la vida, tanto si viene a nuestra casa como si vamos a las suyas o si tenemos una casa nueva.

Si alguno de los dos no está completamente convencido o lo hace por solventar alguna otra situación, como es la de salir de casa de los padres por ejemplo, mal empieza esa convivencia.

Una vez pasado este paso, partimos de que la pareja se va felizmente a su nuevo hogar, ¿qué no se puede olvidar para que la convivencia sea buena?.

Cuando estemos ya en nuestra nueva casa si se ha de comprar algo, un mueble, la ropa de la cama, las cortinas…ha de ser del gusto de ambos ya que si es sólo de uno, este estará muy contento pero el otro no se sentirá muy a gusto, es algo así como que no fuera su casa sino la de su pareja, por ello se debe colocar a gusto de ambos donde puedan estar realmente cómodos los dos.

Ir a vivir juntos no implica perder la privacidad como individuo por ello se debe respetar esos momentos de intimidad que todo el mundo necesita. Nada de perseguir a tu pareja y acosar con preguntas como ¿te pasa algo? ¿Qué te ocurre? Y cosas así, porque en realidad puede que lo único que le ocurre es que necesita estar en soledad y eso no implica que haya perdido su amor.

Para no olvidar que la pareja son dos por muy unidos que estén, debemos entender que por mucho que a uno le guste el fútbol el otro miembro no tiene que hacer esfuerzos titánicos para que también le guste, es decir, respetar el gusto de nuestra pareja aunque a nosotros no nos agrade, exactamente igual para la otra parte de la pareja, por supuesto.

Vivir en pareja también supone compartir sentimientos, deseos y anhelos, no se puede esperar que nos lean la mente porque normalmente nunca se acierta, así que aligeremos el trabajo y digamos abiertamente las cosas ya que si esperamos a que se ilumine y acierte de pleno, vamos muy mal porque lo más seguro que piense todo lo contrario a lo que realmente está ocurriendo.

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